martes, 27 de septiembre de 2011




Aquí tenemos otra peli de polis de Nueva York. La diferencia de las demás, porque nos muestra a unos policías muy diferentes entre sí pero con un factor común: la soledad y la pérdida de su identidad a causa de un trabajo que es una forma de vida. No son los típicos héroes americanos, son antihéroes buenos, que realizan bien su trabajo y se juegan la vida a cambio de nada que merezca la pena. La película podría mostrarnos una realidad conocida por todos triste y dura pero posiblemente sea peor en la vida real. No faltan tiros y sangre como en todas las de su género y te hace pasar el rato. El reparto no tiene desperdicio, sólo por ello merece la pena verla.

La piel que habito.


Sin duda este tipo de películas sólo las puede hacer Pedro Almodóvar. Siguiendo la tematica de sus películas anteriores La piel que habito habla de traumas psicológicos y personajes irreales de un mundo que solo Pedro sabe recrear. No soy fan de Pedro pero la película me gustó porque es un cine diferente y porque me ha entretenido e interesado más que otras. Pero su cine no emociona. Es graciosa pero mis labios no sonrieron. Su final es emotivo pero no derramé ni una lágrima. Los actores relizan una buena interpretación pero no transmiten porque se ve que interpretan. No consigue hacer sentir al espectador porque este no puede simpatizar o ponerse en la piel del personaje. Es una película con sentimientos que HABITAN en la cabeza pero no en el corazón.



lunes, 26 de septiembre de 2011

Henry David Thoreau

Henry David Thoreau
Henry David Thoreau.jpg
Henry David Thoreau en 1856.
Nombre Henry David Thoreau
Nacimiento 12 de julio de 1817
Concord
Fallecimiento 6 de mayo de 1862, 44 años
Nacionalidad estadounidense
Ocupación Escritor, poeta y filósofo

Henry David Thoreau (Concord (Massachusetts), 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, de tendencia trascendentalista y origen puritano, autor de Walden y La desobediencia civil.

Thoreau fue agrimensor, naturalista, conferenciante y fabricante de lápices. Además de uno de los padres fundadores de la literatura estadounidense, se le considera un pionero de la ecología y de la ética ambientalista. Es también el conceptualizador de las prácticas de desobediencia civil.

Thoreau quiso experimentar la vida en la naturaleza, por lo que desde el 4 de julio de 1845 vivió dos años en un bosque cerca de Walden Pond, no lejos de su familia y amigos en Concord (como Ralph Waldo Emerson). Abandonó su cabaña el 6 de septiembre de 1847 para vivir con su familia. Walden, que relata su vida en los bosques, fue publicada en 1854.

En 1846, Thoreau se negó a pagar impuestos debido a su oposición a la guerra contra México y a la esclavitud en Estados Unidos, por lo que fue encarcelado. De este hecho nace su tratado La desobediencia civil, pionero al proponer algunas ideas como el pacifismo y la no violencia que resurgirían con fuerza en el altermundismo del siglo XX. En este texto se declara uno de los conceptos principales de su ideología: la idea de que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle, llegando a tal punto que propone la abolición de todo gobierno. Considerado por algunos como el primer ecologista, su ensayo fue influyente en Lev Tolstói y en Mahatma Gandhi.

Henry David Thoreau.1861

En ciencias naturales su prestigio es aún apreciable. Por ejemplo, Edward O. Wilson comienza su libros sobre El futuro de la vida (2002) con una carta dirigida a Thoreau. Su obra y su ejemplo mantienen todavía una fuerte influencia en los movimientos en defensa de los derechos civiles (el propio Martin Luther King expresó abiertamente su admiración), el pacifismo y el ambientalismo. En 1960, una efigie de Thoreau entró en el Panteón de los Héroes Norteamericanos de la Universidad de Nueva York, junto a George Washington, Benjamin Franklin, Abraham Lincoln, Thomas Edison y Ralph Waldo Emerson. En 1998, el presidente de los Estados Unidos le propuso como modelo de las mejores prácticas ciudadanas y afirmó la superioridad moral de la desobediencia civil sobre la violencia.

EL ÁRBOL DE LA VIDA



Ahora, tras su paso triunfal por Cannes (no exento de voces que la aborrecían), ha llegado a España la última de estas películas (dicen que ya tiene terminado el rodaje de la siguiente, y que prepara una séptima) y son esperables y lógicas las reacciones dispares (hasta opuestas) ante una película absolutamente inclasificable, alejada de cualquier otra que podamos ver en una pantalla ahora o nunca, y ante la que no es posible acercarse, y mucho menos realizar un análisis medianamente serio y valioso, haciendo uso de las herramientas o los arquetipos que tantas veces se emplean cuando se trata de escribir sobre una obra cinematográfica, pues sus múltiples aristas (conceptuales, filosóficas, formales, temáticas, técnicas, líricas) lo impiden, ya que Malick llega quizá más lejos que nunca en su particular y muy radical concepción del cine. Pero, aunque radical, palpitan en sus imágenes, aunque sea en el subsuelo de ellas, algunas de las indagaciones espirituales de los más grandes directores norteamericanos (Ford, Capra, Lynch), europeos (Truffaut, Erice, Resnais) o asiáticos (Ozu, Mizoguchi, Yimou), y participan de una universalidad incontestable, que las convierte en plenamente accesibles para cualquier ser humano. Una película que, además, encuentra en sus enormes desequilibrios estructurales su verdadera razón de ser y su indescriptible éxtasis emocional. No es la perfección, ni la verdad, lo que aspira a capturar esta hermosa película, sino la escurridiza, luminosa y percutante energía de la vida misma.Muchos se acercarán a esta película y sentirán un irresistible y feroz rechazo. Probablemente abandonen la sala o se sientan defraudados. No es nada nuevo. Reacciones similares tuvieron lugar cuando ‘La delgada línea roja’ (‘The Thin Red Line’, 1998) o ‘El nuevo mundo’ (‘The New World’, 2005), vieron la luz. La probabilidad de que esto ocurra será mucho mayor si el espectador no conoce la obra previa de Malick, o si no es consciente de que este director no tiene el menor interés, nunca lo ha tenido, en entretener o enamorar al espectador con una historia bellamente filmada. No son cosas que le interesen o que le muevan para salir de su casa y ponerse a filmar una película. Tampoco le interesa una narración convencional, o filmar un episodio de la vida de un personaje como lo haría cualquier otro director. Aún quedan algunos artistas en el mundo que son capaces de elaborar un mundo propio en las páginas de un libro, o en las imágenes y sonidos de una película simplemente porque ellos respiran y beben eso como una forma de vida, y una misteriosa chispa en su interior les obliga a establecer sus propias reglas y a no hacer algo que a se haya hecho, o no de la misma forma. Es decir, son creadores. Y no pueden dejar de serlo. Ni siquiera les interesa la narración, ni la trama. Sólo una cosa les importa, y es permitirnos, a nosotros, asistir a las secretas conexiones de todas las cosas vivas, como demiurgos o profetas capaces de comprender todo lo que nos destruye y nos llena de paz, todo lo que tememos y lo que amamos, lo que nos aprisiona y nos hace libres. Obra lírica antinarrativa, verdadera investigadora de nuevas formas cinematográficas, y a la vez compulsiva confesión en forma de arte, ‘El árbol de la vida’ es una experiencia sensorial obligatoria para todo aquél que no encuentre ya satisfacción en las formas más obsoletas y anticuadas del cine como cuentacuentos, y sí como el exacto soporte de los recuerdos y de los sueños.

http://www.blogdecine.com/criticas/el-arbol-de-la-vida-arte-mas-alla-de-lo-narrativo

miércoles, 21 de septiembre de 2011




Je t´aime París.



A menudo solemos pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor. Es verdad que si echamos la vista a épocas anteriores nos deslumbramos con personalidades admirables por su capacidad artística: pintores, escritores, etc. La película es un cuento y un homenaje sobre algunos artístas europeos y norteamericanos que nos regalaron su obra. Evidentemente faltan muchos, pero no por ello menos importantes. Me ha gustado la película porque es divertida y porque su protagonista es la más hermosa de todas: París (no se sabe si lo es más de noche ó de día).